Criterio del 7mo Arte... Lucha por la Libertad

 

Lucha por la libertad

Por Adán Salgado Andrade

Alguna vez el gran escritor estadounidense Sinclair Lewis declaró que “En Estados Unidos, muchos de nosotros, no sólo los lectores, sino los escritores, aun tememos cualquier literatura que no sea aquélla que sólo busque la glorificación de todo lo estadounidense, una glorificación de nuestras faltas y también de nuestras virtudes. Pero Estados Unidos es uno de los países más contradictorios, depresivos y convulsos de cualquier otra tierra que exista en el mundo hoy día. Nuestros profesores prefieren solamente una literatura que sea clara, fría, pura y terriblemente muerta”. Esa dura crítica la expresó justamente cuando recibió el premio Nobel en 1930.

Lo mismo podría decirse de la industria fílmica de dicho país, la que, en general, adolece de temas trascendentales que verdaderamente lleven a la reflexión. La mayoría de las cintas, las llamadas Hollywood, se centran en el mero entretenimiento, mediante la exaltación de los “valores estadounidenses”, la presunción del poderío bélico, la lucha de los buenos (los héroes estadounidenses), contra los malos (los alienígenas o, peor, los musulmanes), las novelas cursis “románticas”, la promoción de los “valores familiares”, la permanencia del establishment y tantos temas tan insulsos que, a pesar de serlo, dejan, por desgracia, profunda influencia en el adoctrinamiento social tan buscado por aquél país en todo el planeta.

De hecho, una forma de medir qué tanto se oponen los estadounidenses a trabajos cinematográficos críticos es, por ejemplo, la entrega de los premios Óscar, los que generalmente se conceden a categorías como mejor actor, mejor película, mejor director y así, por el estilo, premiándose la mayoría de las veces, salvo raras excepciones, cintas de héroes, de efectos especiales, de animación… en fin, es un autoelogio a las costosas producciones, tan llenas de espectaculares efectos generados por computadora, pero huecas, al final.

Por ello, es sorprendente que, en ocasiones, el cine comercial estadounidense ofrezca opciones que profundicen el complejo y obscuro pasado de Estados Unidos.

Realmente pueden contarse con los dedos de las manos las cintas que, al menos las estrenadas aquí, aporten crítica social, más que enajenar a los espectadores. Tal es el caso de la película titulada aquí como “Lucha por la Libertad” (Free State of Jones), dirigida por Gary Ross. Hay que decir que Ross se ha especializado en filmes taquilleros, tales como la primera parte de la zaga “Los juegos del hambre”, pero, ahora, nos da esta crítica sorpresa.

La cinta se centra en la vida de Newton Knight (1837-1922), un estadounidense sureño que durante la guerra de Secesión estaba en la parte confederada, la que se oponía a que se aboliera la esclavitud – aberrante, anacrónico sistema que entraba en contradicción con los “principios” capitalistas del “libre mercado” y de los “hombres libres” –, la aberrante base de la acumulación capitalista de los plantadores del sur.

En el estilo de la cinta “Doce años de esclavo”, dirigida por el genial Steve McQueen, “Lucha por la libertad” es una crítica, si no severa, sí directa al aberrante legado esclavista. Knight, protagonizado por  Matthew McConaughey, quien se desempeñaba como enfermero del ejército confederado, en una ocasión es devastado por tanta muerte inútil de amigos y familiares y decide desertar. Una emblemática frase que menciona para hacerlo es cuando señala que “Ya me cansé de luchar esta guerra que es para defender los intereses de los ricos, ya no quiero pelear más”. El colmo es cuando su sobrino muere en acción. Uno de sus compañeros le dice “Tu sobrino murió honorablemente”, a lo que Knight, mirándolo con reproche, le dice “No, él simplemente murió”.

De allí, Knight inicia una lucha por la emancipación del condado de Jones, al que rebautiza como “El condado libre de Jones”, en el que declara que la esclavitud está prohibida y todos los hombres, sin importar raza o condición, serán libres. Él mismo, abrazando la causa antirracista, se desposa con una esclava “liberada”, Raquel, con la que procrea varios hijos.

Lo mejor de la cinta es que expone por qué, a pesar de que Estados Unidos eligió hace siete años al primer presidente afroestadounidense, los prejuicios raciales siguen a la orden del día. Nada más hay que ver las cifras de hombres negros de todas las edades asesinados cada año por policías blancos, por cualquier pretexto.

Así que hay que aprovechar que se exhibe esta rara avis de la cinematografía estadounidense.

 

“Lucha por la Libertad” se exhibe en salas comerciales.

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