Con la Guitarra en el estribo...De las Músicas Imaginarias
De las Músicas imaginarias
Por Rubén Joelson
En su libro “Musicofilia”, el neurólogo y psiquiatra inglés Oliver Sacks, hace una descripción o explicación de “los gusanos cerebrales, melodías empalagosas y melodías pegadizas” (cap. 5). Melodías o fragmentos de melodías que se repiten de manera involuntaria en nuestro cerebro. A veces durante espacios de breves, a veces durante espacios de días. Esta repetición involuntaria suele dar vueltas por la mente aunque la sepamos irrelevantes o nimias, incluso aunque sean aborrecibles.
Estas “melodías pegadizas” dan la impresión de ser algo que trastorna el cerebro, que se repiten de manera autónoma. Eso me ocurre con frecuencia en la calle, cuando en el transporte escucho algo y durante todo el día no puedo evitar seguir recordándolo. Lo mismo me ocurre con alguna música que me gusta y la repito de manera involuntaria, desde el primer compás al último.
Un caso más importante y notable es el de Arthur Rubinstein. En algunas entrevistas contaba que al iniciar el desayuno empezaba a ejecutar mentalmente un concierto, aunque le disgustara. Tenía que tomar el café y platicar con esa interpretación al interior de su cabeza. Al empezar a hojear el periódico estaba acabando el segundo movimiento y luego el tercero hasta que volvía el primer movimiento, luego, después de algunas repeticiones, no lo volvía a escuchar a menos que el mismo dijera: “ahora tocaré el concierto de Chopin, o Schuman, o Ravel.”
No pretendo seguir en estas líneas con una explicación de esta música que acontece en la mente de manera involuntaria y mucho menos de su explicación neurológica. Más bien quiero describir, bocetar o contar de la música que no sabía que había imaginado:
Con el título de “Éxitos de Franck Sinatra. Verano 75” estaba rotulado uno de esos antiguos casetes. Mi amigo Jorge Segura se empeñaba en repetirlo para, llegado el momento, contarme con una copa de vino, que esa canción-“Speak Low”- la habría grabado Franck Sinatra con el mismo Kurt Weil al piano. Acto seguido, tomaba la guitarra para explicarme las magias de Kurt Weil con términos como novena, sustitución modulante, modulación flotante, sustitución de novena y otras inentendibles. Este rito de mi amigo se repitió los sábados por la tarde durante muchos años.
Pero Jorge ya ha muerto y al contarle esta anécdota a un conocido jazzista, me sorprende al decirme que es imposible, porque Kurt Weil nunca tocó con Franck Sinatra y mucho menos grabaron algo. Se comprometió a buscar en sus desbordantes archivos información y al poco tiempo me dice que él es un especialista en la carrera de Sinatra, que nunca ocurrió tal encuentro. Busco en la web, en todos los sitios posibles y no encuentro nada que se parezca a la versión de Kurt Weil al piano y Franck en la voz. Al parecer solo está en mi imaginación.
Otra música que existe solo en mi cabeza tiene por anécdota una azarosa, fortuita visita que realicé a la casa de Miguel Aceves Mejía, “El Rey del Falsete”. En su casa de la colonia “Las Águilas” se podía encontrar una galería de fotos con las figuras de “la época de oro de la Radio”. Muchas de las fotos eran en esa casa; Don Miguel era afecto a la fiesta con sus amigos, fiestas interminables, donde el piano de la sala o la guitarra se habrían fatigado acompañando a una nómina de cantantes que integran parte de la memoria musical de México.
Decía, que el azar me llevó a casa de Don Miguel; en un momento de la plática Don Miguel nos presumió quienes habrían estado en esa misma casa, acto seguido, abrió un clóset y de ahí saco una grabadora de carrete abierto; en su tiempo había sido un portento de tecnología con sus micrófonos grandotes. Después de conectarla e instalarle un carrete, procedió a encenderla mientras nos contaba que ahí cantaban “a capela” Antonia Peregrino y Celia Cruz. Eran como veinte minutos de música cubana tradicional, con muchos ruidos de ambiente pero sin duda una delicia. Eran, al parecer, algunas canciones de Sindo Garay, Eliseo Grenet o algo de Miguel Matamoros.
Como ya murió Don Miguel, su sobrina, quien me invitó ese día, comentó que todo lo que tenía su tío de discos de vinil y carretes fue depositado con celeridad en la basura, dudo mucho que exista tal grabación salvo en la memoria de quienes la escuchamos.
Cuando cuento esto siempre me dicen “qué bonito” o algo así. Supongo que imaginan algo que no se parece a lo que escuché entonces. Quisiera saber que procedimiento usaron para imaginar lo que escuché, para crear, en el sentido más auténtico, eso que no podrá existir salvo como una insinuación.
Cuando comento estos dos ejemplos invariablemente me dicen: “qué bonito”, “que delicia”, “maravilla” o invariablemente una lista de admiraciones. No puedo estar seguro de que imaginen la ejecución casi improvisación, casi rapsodia, de Franck Sinatra en diálogo y múltiples imitaciones con la mano izquierda de Kurt Weil. Dudo que puedan escuchar la ritmicidad, exactitud de las terceras y sextas paralelas, los colores de la voz de “Toña la Negra” y el discanto de Celia Cruz.
Estoy seguro de no haber inventado esto, sin embargo solo puede estar esta música en mi memoria y sé que todos tenemos ejemplos así: música que existió, fugaz, efímera, que se respira con exactitud en la memoria. En mi caso creo que el recordarla es imaginarla y ¿por qué no? crearla.
Hay además, según creo, otros tipos de música imaginaria: música que se perdió y que cuesta más trabajo imaginarla.
Durante la guerra civil española un incendio consumió la casa de Don Andrés Segovia y ahí se perdieron sus dos primeros movimientos del “Homenaje a Tárrega”, solo el tercer movimiento “Allegro” se rescató de la tragedia y los especialistas afirman que con esta obra “reinicia el lenguaje propio” de Don Manuel María Ponce.
Algunos casos de músicas célebres que hay que imaginar a partir de documentos inconclusos o recobrados parcialmente serían una sinfonía de Beethoven, otra de Schubert, algunas obras de Bach y una prolongada lista de autores anteriores a la escritura musical con tipos móviles.
Los casos extremos de músicas imaginarias serían los de músicas que solo existe una insinuación. Los que únicamente se tiene un nombre, unas frases o la incertidumbre de su existencia.
Pascal Quignard escribió “La lección de Música”; en el libro habla de Mr. de Sainte-Colombe, de su aversión a escribir la música dejando a la improvisación, la espontaneidad y la memoria el verdadero sentido de ella.
De Sainte Colombe quedan algunas obras que según Quignard las transcribió de memoria Marin Marais y están, de manera desordenada en el Manuscrito Phillidor y al parecer en algún otro de Jean Baptiste Lully.
Algo similar pasó con la obra de Mr. Blancrocher, que jamás consideró necesario escribir su música para la posteridad y lo que sabemos de él se debe a que falleció en 1652 resultado de una caída que tuvo en estado de ebriedad. Luis de Couperin, Froberger, Denis Gaultier y Fraçois Dufault escribieron un Tombeau, pieza elegíaca a propósito de ese infausto suceso. Además de los “Tombeau” que escribieron sus amigos solo tenemos de Blancrocher referencias de su virtuosismo a través de cartas y comentarios.
Sin duda la improvisación estará en el espacio del imaginar la música. Se puede repetir en la memoria-si no se grabó de manera electrónica-
una Jam Session, o el flamenco, las versadas de los soneros en la huasteca y si nos atenemos a casos extremos la fantasía para piano que improvisó Beethoveen cuando estrenó la quinta y sexta sinfonía. Hay crónicas que tratan de describir el hecho.
Me parece que hay muchos casos en que la imaginación se convierte en escritura para perpetuase en el papel. El primero que se me ocurre es el de Manuel M. Ponce que concluyó la opera Merlín de Isaac Albéniz a petición de la viuda de éste. Para realizar la tarea estudio la ópera, la música de piano y, supongo, la vida de Albeniz. La familia del Español, que realizó el encargo quedó complacida y hasta ahora conozco la anécdota pero no conozco la obra, no he escuchado la obra.
Otro caso es el del célebre Adagio de Tomaso Albinoni que podemos escuchar en casi todas las antologías del Barroco, en discos tan vendidos como el de Karajan: “Célebres Adagios”. Del cual hay versiones de prestigiados solistas. La realidad de la autoría de este célebre Adagio es que fue realizado por el musicólogo italiano Remo Giazotto biógrafo entre otros del propio Albinoni y de Vivaldi. Del adagio solo es de Albinoni unos compases de la melodía (seis) y una parte del bajo continuo de una sonata de trío. Lo demás es resultado de como Remo Giazotto imaginó el mundo sonoro, poético de Albinoni.
Por último, señalo el caso de Tartini: En mil setecientos trece, en un sueño, según refiere Jérôme Lalande, se le aparecía a Tartini el mismísimo Luzbel, Satanás, tocaba el violín de manera prodigiosa, como nunca habría imaginado que sonaría su violín. En el sueño Satanás lo reta y le dice “ahora toca”, él se despierta y angustiado intenta recordar lo que tocó el maligno, mientras escribía apresurado. La anécdota de Jérôme Lalande es más dilatada. Lo cierto es que esa pesadilla se convirtió en una sonata en Sol menor conocida como “El trino del Diablo”.
Supongo que es un caso de música imaginada que se convirtió en algo escrito, repetible de una manera razonablemente igual. En un objeto almacenable, como partitura o como lenguaje. El caso de Tartini no puede ser una regla. Él, a través de una pesadilla imaginó una música que pudo escribir, convertir en objeto. No puede ser una regla sobre todo si nos atenemos a la antigua conseja de no cenar en demasía porque se podría tener pesadillas.
Sé, sospecho, intuyo que hay muchas más formas de músicas imaginarias. Ya las iré encontrando.
English translation by Gimena Joelson
Of the imaginary musics
By Rubén Joelson
On his book "Musicofilia" the English neurologist and psychiatrist Oliver Sacks does a description or explanation of "the brainworms, sickly melodys and catchy melodys" (chapter 5). Melodys or extracts of melodys that repeat unintentionally in our brains. Sometimes by a brief period of time, and sometimes by days, this unintentional repetition tends to spin through the mind, although we consider trivial or irrelevant, even though we consider them abhorrent.
This "catchy melodys" give the impression of being something that disrupts the brain they repeat on a autonomous way.
This occurs to me frenquently on the street, when in the transport I heard something and during all the day I can not avoid follow recalling it. The same thing occurs with any music that I like and I repeat it involuntarily from the first beat to the last.
A case more important and remarkable was Arthur Rubinstei.
He spoke about how he started his breakfast performing a concert on his mind, even if it bothered him, he had to take his coffe and talk with that interpretation on his head. Then, when he start flipping through the newspaper he was already running the second movement and then the third until again the first movement, then after a few repetitions, he did not hear it unless he would wanted ,"now I'll play the concert of Chopin, or Schuman, or Ravel. "
Im not going to follow on this lines with an explanation of this music that take place on the mind involuntarily, neither his neurological explanation, Rather I want to describe, to sketch or tell about the music I didin´t know I had imagined:
With the title “Franck Sinatra. Summer 75” was labeled one of those old cassettes.
My friend Jorge Segura insisted on repeated it for later, with a glass of wine told me that the song –“Speak Low”- of Frank Sinatra would have been recorded with Kurt Weill at the piano. Then he took the guitar to explain the magic of Kurt Weill with terms like ninth, modulating replacement, floating modulation, replacement of novenas and other unrecognizable. That saturday afternoon rite that my friend, repeat for many years.
But George is dead and when I told this anecdote to a well-known jazzman, I'm surprised to hear him say that it's impossible, because Kurt Weill never played with Franck Sinatra, far from it they never recorded. He promised to look for some information into his overflowing files, and then he tells me he is a specialist on Sinatra's career, then tell me that such a meeting never happened. I am looking on the web, in all places and find nothing resembling to the version of Kurt Weil's on the piano and Franck on the voice . Apparently it is only in my imagination. Other music that exists only in my head is the story of a haphazard, fortuitous visit I made to the house of Miguel Aceves Mejía, "The King of falsetto". In his home in the colony "The Eagles" you could find a gallery with photograps of the figures of "the Golden Age of Radio", Don Miguel was fond of partying with his friends, endless parties, where the livingroom piano or guitar would have tired joining a roster of singers that make up part of the musical memory of Mexico. I was saying, that chance brought me to the home of Don Miguel. At some time when Don Miguel was talking he started to boasted about the people that had been on that house, immediately afterwards, he opened a closet and pulled out a open reel recorder in his time was a phenomenal technology with those big microphones . After connecting and installing a reel, he proceeded to turn it on,meanwhile he told us that there were singing "a cappella" Antonia Pilgrim and Celia Cruz. It was twenty minutes of traditional Cuban music, with lots of ambient noises, but definitely a treat. They were apparently some songs of Sindo Garay, Eliseo Grenet or something of Miguel Matamoros. As died Don Miguel, his niece, who invited me that day, said that all his uncle vinyl discs and reels were deposited quickly on the trash, I doubt that there such a recording, except on the memory of those who heard it.
They always tell me "thats pretty" or things like that when I tell about this,I guess they imagine something that doesn't look like what I heard. I would like to know what was the procedure they used to imagine what I heard, to create, in the truest sense,something that can not be able to exist, except as an insinuation.
When I talk about these two examples invariably they tell me "how nice", "what a treat", "marvelous", invariably a list of admirations. I can not be sure that they imagine the execution, almost improvisational, almost rhapsody,of Franck Sinatra in dialogue and the multiple imitations with the left hand of Kurt Weil. I doubt that they can hear the rhythmicity, accuracy of third and parallel sixths, the colors of the voice of "Toña la Negra" and the descant of Celia Cruz.
I'm sure I have not invented this, however this music can only be in my memory and I know we all have examples like this: music that lived, fleeting, ephemeral, that breathes with accuracy in the memory.In my case I think that remember it, is to imagine it and why not? create it.
I believe that there is also other types of imaginary music, music that was lost and it takes more work to imagine
During the Spanish civil war, a fire consumed the house of Don Andres Segovia and there was lost the first two movements of "Homage to Tarrega" only the third movement "Allegro" was rescued from the tragedy and experts declare that this work "restart the own language" of Don Manuel Maria Ponce
Some cases of famous music that you have to imagine from unfinished documents or partially recovered would it be a symphony of Beethoven, Schubert, or some works by Bach and a long list of authors, previous to the writing of music with movable type.
The extreme cases of the imaginary music would be the music that there is only a hint. Which only has a name, a sentence or the uncertainty of their existence.
Pascal Quignard wrote "The Music Lesson"; in the book he speaks of M. de Sainte-Colombe, and of their aversion to writing music leaving to the improvisation, spontaneity and memory the true sense of it.
Of Sainte Colombe's are some works which according to Quignardt were transcribed by Marin Maraiss by heart. They are in a disorderly manner in the Manuscript Phillidor and apparently some other of Jean Baptiste Lully. Something similar happened with the work of Mr. Blancrocher, he never considered necessary to write his music for posterity and what we know about him is because he died in 1652 from a fall resulting of being drunk. Luis de Couperin, Froberger, Denis Gaultier and Fraçois Dufault wrote a Tombeau, elegiac piece about that unfortunate event. In addition to the "Tombeaus" that his friends wrote, we only have from Blancrocher, references of his virtuosity through letters and comments. Surely improvisation would be on the space were music is imagine. It can't be repeated in the memory-if not recorded in electronically way. A jam session, or flamenco, soneros Versed in the Huasteca and if we stick to extreme cases the fantasys for piano that Beethoveen improvised on the premiere of the fifth and sixth symphony. There are chronicles that try to describe the fact.
I think there are many instances where imagination becomes writing, to be perpetuate on paper.
The first that comes to my mind is that of Manuel M. Ponce. He ended the Merlin opera of Isaac Albéniz at the request of his widow. To perform the task he study opera, piano music and, I suppose, Albeniz's life.The Spanish family, who made the request was pleased and so far I know the story, but do not know the work, I have not heard it.
Another case is that of the famous Adagio Tomaso Albinoni that we can hear in almost all anthologies of Baroque, in discs as sold as the of Karajan: "Famous Adagios". Of which there are versions of prestigious soloists. The reality of the authorship of this famous Adagio is that it was made by the Italian musicologist Remo Giazotto biographer among others of Albinoni and Vivaldi himself. Only a few bars of the tune (six) of the Adage and the basso continuo and a part of sonata for trio are from Albinonis. The rest is the result of how Giazotto Remo imagined the sound,and the poetic world of Albinoni.
Finally, I note the case of Tartini: In 1713, in a dream ( as reported by Jérôme Lalande) Lucifer, Satan appears to tartini, played his violin prodigiously,like he never imagined it would sound. In the dream Satan challenges him and says "now play", he wakes up on anguish and try to remember what touched the evil one, while he write on a hasty way. The story of Jérôme Lalande is more extensive. The truth is that this nightmare became a sonata in G minor known as "Devil's Trill".
I guess it's a case of imagined music that became something written on a reasonably repeatable way. In a storable object such as sheet music or like language. Tartini's case can not be a rule. He, through a nightmare imagined a music that could write, and convert on a object. It can not be a rule especially if you stick to the old tale "dinner too can cause nightmares"
I know, I suspect, I sensed that there are many more ways to imaginary music.
And I´ll find them.