Criterio del 7mo Arte... En los Bosques de Siberia Por Adán Salgado Andrade

En los bosques de Siberia

Por Adán Salgado Andrade

 

Quizá por la carga evolutiva que tenemos los seres humanos, de haber habitado praderas, bosques, selvas, durante miles de años, algunos buscan tener encuentros con la naturaleza, con lugares recónditos, con sitios extraños… en fin, con todo aquello que permita, de vez en cuando, romper con la monotonía, impuesta por el estilo de vida actual, que sólo dicta que debemos trabajar, obedecer, consumir y pagar.

Atendiendo a ese “llamado de la selva”, es que muchos se lanzan a la aventura, sea realizando el ecoturismo – que consta de actividades extremas, como navegar por rápidos de ríos en canoas, lanzarse desde paracaídas, salto de bungee, salto de cascadas y por el estilo –, aislándose por grandes temporadas en zonas rurales del planeta o en solitarias playas, visitando países “exóticos”… pues consideran que, sólo así, pueden escapar, realmente, del asedio de una rutina impuesta por los estándares de un capitalismo salvaje que, en efecto, tiende a ahogarnos con su irracional funcionamiento.

Pocos pueden hacerlo, sobre todo, los más avezados, pero, también, los que tengan cierta solvencia económica para emprender la búsqueda del “planeta profundo”. No es casual que sean europeos y estadounidenses los que más emprendan ese tipo de viajes, no precisamente místicos, sino extremos o también llamados obscuros, dado su mayor poder adquisitivo.

Claro que dicha búsqueda está siendo aprovechada también, muy oportunamente, por grupos que ven en esa necesidad, una muy lucrativa mina de oro. Desde hace unos pocos años, las agencia de viajes que promueven el dark tourism han crecido bastante. Agencias como Young Pioneer Tours, cuyo mercado principal es el de personas de entre 25 y 40 años, se promueve con el slogan “¡Este es el viaje que tus padres no quieren que hagas!”. Sus viajes “turísticos” son a países tan aislados, parias, como Norcorea, Chechenia, Osetia del sur… lugares en donde el turista medio se abstendría totalmente de ir. De hecho, en el 2016, un joven estudiante estadounidense, Otto Warmbier, quien viajó a Norcorea, al haber tratado de robarse un poster, fue descubierto y condenado a 15 años de prisión y trabajos forzados. Luego de año y medio de prisión, las autoridades norcoreanas lo “liberaron” porque había enfermado y estaba en coma. Así fue llevado de regreso a Estados Unidos, en donde, finalmente, murió al poco tiempo. Ese incidente, casi provocó un conflicto internacional, entre Norcorea y Estados Unidos, aunque, por fortuna, no pasó a más, quizá porque Estados Unidos está consciente de que muchos de sus ciudadanos tienen una fuerte atracción por visitar Norcorea y otros países “prohibidos”, por lo que no será el primero, ni el último caso.

Y es que se debe de tener mucho cuidado cuando los avezados turistas se entrometen con  lo más extremo de otras culturas. Eso lo podemos ver en la cinta “El planeta más solitario” (2011), coproducción de Estados Unidos y Alemania, dirigida por la cineasta ruso-estadounidense Julia Loktev, en la cual Nica y Alex, una pareja de “turistas extremos” emprenden un viaje por el Cáucaso. En cierto momento, se ponen a bromear con algunos obscuros lugareños, quienes amenazan con secuestrarlos. Alex (Gael García) comete la infamia de tratar de defenderse, exponiendo a Nica, su “prometida”. Ésta, al darse cuenta de su cobarde acción, queda plenamente decepcionada y lo único que quiere, de allí en adelante, es que ese “viaje infernal” termine y no volverlo a ver nunca. Moraleja: si vas a emprender un viaje extremo, no cometas tonterías extremas.

Es inevitable, pues, que, incluso, personas más extremas, emprendan ese tipo de viajes a lugares recónditos en solitario y hasta mueran en el intento. Eso lo muestra bastante bien la cinta estadounidense Into the wild (2007), dirigida por Sean Penn, basada en el viaje real que emprende a Alaska, Christopher McCandless, joven que en su búsqueda de sí mismo, se va a refugiar entre solitarios bosques de Alaska, sólo para encontrar la muerte, luego de algunos meses de retiro. Su cadáver fue hallado, junto con su diario y su cámara, con la que se tomó una foto de sus últimos momentos allí. Lo peor era que, decía en su diario, se había convencido de que el aislamiento extremo, no lo había ayudado como él pensaba y por eso quiso regresar, pero un río crecido y haber ingerido yerbas venenosas, lo aniquilaron.

Aunque algunos, sí logran darse su “espiritual retiro” en lo más extremo y regresar para contarlo.

Justo es la temática de la cinta francesa “En los bosques de Siberia” (Dans les forèst de Sibérie, 2016), dirigida por Safy Nebbou, protagonizada por Raphaël Personnaz. Basada en los viajes del aventurero y escritor francés Sylvian Tesson (París, 1972), nos muestra la aventura que Teddy, un francés que trabaja como manager publicista, decide correr en completo aislamiento, en una cabaña a la orilla del lago siberiano Baikal, congelado en invierno, que es cuando aquél decide comenzar su aventura. Y la emprende en serio, incluso, aceptando la oferta de venta, en lugar de renta, de la cabaña, por sus dueños, sorprendidos de que un europeo quiera vivir en esas condiciones tan duras, aún para ellos. “¡Cómo es que tú, europeo, quieras venir a vivir aquí, si nosotros, lo que quisiéramos, es ir a tu país!”. “¡Es que vivir así es lo que busco!”, contesta Teddy, entre apenado y justificativo.

A pesar de ventiscas, ataques de un oso, extremos fríos, Teddy se empecina a que eso es lo que busca. Además, el encontrarse un día con un ermitaño, quien, como él, está refugiado en ese helado bosque, lo convence de que no está mal y continúa con su minimalista existencia.

Quizá todos tengamos un inconsciente deseo de aislarnos, aunque, en realidad, pocos son los que quieren y pueden hacerlo.

En los bosques de Siberia se exhibe en Cineteca Nacional y Casa del Cine (Uruguay 52).

  

 

 

 

 

 

 

 

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